"Bervoca y Romez en una tarde de vodka y batas floreadas" es un relato que fue publicado en Subsidio en Julio del año 2007. Ahorita mismo, escribo algunas historias que intentan trabajar sobre mecanismos y formatos más tradicionales. Con personajes que se llamen Pedro y Aníbal y Antonio. Que hagan pis y jueguen al chinchon. Hasta ahora solo he logrado terminar un par de cuentos pésimos. Berretas y muy pretenciosos. Les dejo al triste Rómez con su bata floreada, para que pasen el rato mientras yo trato de escribir, aunque más no sea, dos palabras que no me den vergüenza.
Me pregunto si será posible la penetración por el este. Justo cuando la noche se caiga. El sabor de la porción que ella le arrancó de las manos. “Le arrancó de las manos” es proporcional al estímulo que él cree que va a recuperar. Que algún día recuperará. No saber si uno está esperando con verdadero sentido de la realidad porque no hay un solo sentido al cual atenerse en realidad.
“La verdadera causa del dolor radica en Uno”. Eso le decía Bervoca a su primo Rómez mientras se manoseaba la entrepierna y con la otra mano levantaba el vaso con vodka, hielo y limón.
Hay algo en el blues. Algo que camina lento sobre el pavimento.
Primer día de frío del año. Rómez se despierta con más energía que de costumbre. Abre la ventana de su habitación y en la calle el calor ya no está. Hace un fresquete de la ostia. Decide que como toda su ropa estaba sucia ese día no iría a trabajar. La casa donde Rómez vive era de su madre que falleció en un accidente aéreo. Un viaje a Guatemala para ver a un supuesto hermano. Nunca volvió. Por suerte. A Rómez le gustaba quedarse todo el día en esa vieja y asquerosa casa. Paseándose como un gato trolo. Vestido con la bata de flores estampadas en colores rojos, azules y verdes que su madre había dejado. Rómez no estaba enfermo. Ni era un psicópata, ni un anormal. Era un perdedor que no tenía voluntad ni siquiera para convertirse en algo malo. Su primo Bervoca en cambio había conseguido el éxito. Lo había logrado. Mujeres, dinero, carisma, una vida lustrosa, como recién plumereada con Blem.
“La verdadera causa del dolor radica en Uno, muñeco. Es así. Creéme. No hay otra. Si vos no te levantás del charquito cochino en el que estás revolcándote, nadie lo va a hacer por vos” Eso decía la bosta de Bervoca al sutil Rómez mientras con un Tramontina cortaba unos limones más para su vodka. Bien finitos los cortaba el pendejo y ni una gota se escapaba de los casilleros naturales y amarillos. Bien finitos los cortaba el pendejo y a mi me arden los dedos por que tiendo a comerme el cuerito de los costados y cuando corto limones me duele como la puta madre. La pelotita salchicha. Recuerdo esa vez que peloteamos con
Último trago de la botella. Último limón del saco de limones. Bervoca se levanta, tambaleante toma el pasillo con sus manos y se ayuda con experiencia para lograr un exit decoroso y se despide. Rómez le abre la puerta. Lo saluda con la mano derecha mientras con la izquierda cierra la bata floreada de su madre sobre su pecho. La tarde es gris y el frío corta la piel como navaja, Rómez se mete en la casa y decide pasar una rejilla húmeda sobre la mesa manchada de limón. Luego verá que hacer con el resto del día.
5 Humanos Comentarizaron:
gabo , no seas modesto , si sos buenisssimo
esteee. mmmm. bueno. esteeee. me parece que no....
Me gusto mucho, de verdad.
Gracias Lorena, pasé por tu casa y desordené un poco el placard con recuerdos.
Nada mejor que desordenar el placard cada tanto
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