Dirección: Jaume Collet-Serra.
Países: Australia y USA.
Año: 2005.
Duración: 113 min.
Género: Terror.
Interpretación: Elisha Cuthbert (Carly), Chad Michael Murray (Nick), Brian Van Holt (Bo/Vincent), Paris Hilton (Paige), Jared Padalecki (Wade), Jon Abrahams (Dalton), Robert Ri'chard (Blake), Dragitsa Debert (Trudy Sinclair), Murray Smith (Dr. Sinclair), Andy Anderson (Sheriff), Thomas Adamson (Bo [Niño]), Sam Harkess (Vincent [Niño]).
Guión: Chad Hayes y Carey W. Hayes; basado en un argumento de Charles Belden.
Producción: Joel Silver, Robert Zemeckis y Susan Levin.
Música: John Ottman.
Fotografía: Stephen Windon.
Montaje: Joel Negron.
Diseño de producción: Graham Walker.Dirección artística: Nicholas McCallum.
Vestuario: Alex Alvarez y Graham Purcell.
Hay que saber que no es de gente inteligente esperar demasiado de una película de terror. Y por supuesto mucho menos aun de una película de terror que se destaca por pertenecer al género de forma férrea. La casa de Cera toma su título de un clásico homónimo del año 1953 protagonizada por Vincent Price y dirigida por André de Coth que a su vez era una remake de Mystery of the Wax Museum de 1933. Esta nueva versión que nos propone la productora Dark Castle trae todo lo necesario que los cánones truculentos exigen para ingresar a sus huestes. Adolescentes idiotas, rubias calentonas, chicas lindas y finas, el pibe tonto, el negro, el muchacho malvado que en la mitad de la película se da cuenta de sus errores y cambia, el pibe bueno que quiere quedarse para siempre en su pueblito aburrido y por supuesto, todos juntos en un par de autos camino al mejor fin de semana de sus vidas. Es evidente que esa felicidad nunca llegará y que en cambio el destino les tiene preparado una divertidísima carrera para salvar sus vidas. Cuchillos? Motosierras? Taladros? Hachas? No. En esta nueva propuesta de Jaume Collet-Serra los asesinos son dos hermanitos siameses que fueron despegados por un padre loco y que ahora viven en un pueblo rodeados de muñecos de cera que uno de ellos fabrica. Si. Claro. Obvio. Debajo de la cera que cubre a los muñecos hay personas de carne y hueso. Si sos fanático del género contarte como sigue esto sería redundante. Al grupejo de muchachos y muchachas (no puedo evitar ser redundante) se les rompe uno de los autos y deben acampar muy cerca de este pueblo de estáticos habitantes, por supuesto, el único lugar donde pueden venderles repuestos es en el grasoso, aceitoso y misterioso pueblo y bueno, hacia allí se dirige la primera pareja. Se inician las apuestas por ver quién va a morir en primer lugar. La rubia? El negro? El malo? Mi chica se aburre de mi estupidez y se va a dormir. No importa. Sigo solo. A partir de este momento dale fuego al-que-da-risa, servite coca-cola y preparate para un sabroso banquete de sangre y maquinas escupe-parafinas y caras quemadas y jóvenes guillotinados y rubias semidesnudas con sus cráneos atravesados por lanzas y sangre. Sangre. Sangre. Y la chica que corre y se tropieza y el héroe que nunca llega y el asesino que nunca se muere y la policía que no le cree a la chica que grita y en fin. Todo lo esperable de una película de terror. Buen ritmo, interesante trabajo de locaciones, fijate bien en esto, el museo de cera es literalmente de cera, y la ciudad fue fabricada especialmente para la ocasión. Los actores y las actuaciones son lo suficientemente estúpidas como para funcionar, la fotografía es típica y los efectos especiales están bastante bien. En resumen, Subsidio te recomienda ver esta película siempre y cuando seas un maniático del género del terror y estés acostumbrado a estructuras argumentales formateadas y predecibles pero, repito, con buen ritmo y efectos especiales decentes. Cerrando. La Casa de Cera es una buena opción para disfrutar del placentero sabor del sobresalto. Para ustedes. Gente de pupila exigente.
Hay que saber que no es de gente inteligente esperar demasiado de una película de terror. Y por supuesto mucho menos aun de una película de terror que se destaca por pertenecer al género de forma férrea. La casa de Cera toma su título de un clásico homónimo del año 1953 protagonizada por Vincent Price y dirigida por André de Coth que a su vez era una remake de Mystery of the Wax Museum de 1933. Esta nueva versión que nos propone la productora Dark Castle trae todo lo necesario que los cánones truculentos exigen para ingresar a sus huestes. Adolescentes idiotas, rubias calentonas, chicas lindas y finas, el pibe tonto, el negro, el muchacho malvado que en la mitad de la película se da cuenta de sus errores y cambia, el pibe bueno que quiere quedarse para siempre en su pueblito aburrido y por supuesto, todos juntos en un par de autos camino al mejor fin de semana de sus vidas. Es evidente que esa felicidad nunca llegará y que en cambio el destino les tiene preparado una divertidísima carrera para salvar sus vidas. Cuchillos? Motosierras? Taladros? Hachas? No. En esta nueva propuesta de Jaume Collet-Serra los asesinos son dos hermanitos siameses que fueron despegados por un padre loco y que ahora viven en un pueblo rodeados de muñecos de cera que uno de ellos fabrica. Si. Claro. Obvio. Debajo de la cera que cubre a los muñecos hay personas de carne y hueso. Si sos fanático del género contarte como sigue esto sería redundante. Al grupejo de muchachos y muchachas (no puedo evitar ser redundante) se les rompe uno de los autos y deben acampar muy cerca de este pueblo de estáticos habitantes, por supuesto, el único lugar donde pueden venderles repuestos es en el grasoso, aceitoso y misterioso pueblo y bueno, hacia allí se dirige la primera pareja. Se inician las apuestas por ver quién va a morir en primer lugar. La rubia? El negro? El malo? Mi chica se aburre de mi estupidez y se va a dormir. No importa. Sigo solo. A partir de este momento dale fuego al-que-da-risa, servite coca-cola y preparate para un sabroso banquete de sangre y maquinas escupe-parafinas y caras quemadas y jóvenes guillotinados y rubias semidesnudas con sus cráneos atravesados por lanzas y sangre. Sangre. Sangre. Y la chica que corre y se tropieza y el héroe que nunca llega y el asesino que nunca se muere y la policía que no le cree a la chica que grita y en fin. Todo lo esperable de una película de terror. Buen ritmo, interesante trabajo de locaciones, fijate bien en esto, el museo de cera es literalmente de cera, y la ciudad fue fabricada especialmente para la ocasión. Los actores y las actuaciones son lo suficientemente estúpidas como para funcionar, la fotografía es típica y los efectos especiales están bastante bien. En resumen, Subsidio te recomienda ver esta película siempre y cuando seas un maniático del género del terror y estés acostumbrado a estructuras argumentales formateadas y predecibles pero, repito, con buen ritmo y efectos especiales decentes. Cerrando. La Casa de Cera es una buena opción para disfrutar del placentero sabor del sobresalto. Para ustedes. Gente de pupila exigente.
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