Una broma que tiene gracia y una ruptura verdadera de los esquemas de cuño europeo que hasta entonces habían dominado el arte de los Estados Unidos.
¿demasiado complaciente?
Comfort doméstico, góndolas de supermercados, afiches publicitarios, cine y pequeñas pasiones de entrega, ese era, para bien o para mal el mundo de Lichtenstein.
Trajo a escena un lenguaje sin pretensiones de originalidad, con códigos prestados de los medios y la publicidad.
Ícono de consumo como el lavarropas, la heladera o el ratón Mickey.
Este Martes el Sr. Morán hará de nosotros hombre menos necios y quizá más sabios. No te lo pierdas!!
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