EL CÓDIGO BLUMBERG

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La marcha organizada por Blumberg & Company refleja los temores de una clase dispuesta a construir una realidad desde sus propios miedos. Esos miedos se propagan como una epidemia que hace metástasis en un tejido social dispuesto a actuar en función de los temores personales. Alterados por el miedo, apoyados por la verdadera lacra social (genocidas, defensores de genocidas, busca pleitos, oportunistas, y más) las señoras de bien se acercaron a apoyar al viejito con cara de bueno. La inseguridad le quitó a su hijo, se lo llevó, de una manera violenta e inhumana. Su hijo que, antes de ser asesinado, recorrió un barrio golpeando puertas, puertas que nadie abrió por ese miedo que su papá predica mientras miles de personas exigen, con velas en la mano, justicia. Justicia que los proteja de “jóvenes violentos y drogados”. No hay intenciones de hacer una relectura de las tipologías discursivas que lastiman y no aportan nada al cambio. Ser joven es ser violento o drogado, como “esos punguistas de siempre”, según condenó el periodista de canal 9, que escrachaba a un chico que había querido robarle a una mujer. Los enemigos, los mal mirados, esos que inspiran miedo en las señoras que aprietan el monedero, apuran el paso, fruncen las nalgas y piensas que el joven violento y drogado quiere eliminarla, a ella y a los suyos.

En el lacrimógeno y viril discurso de Blumberg mencionó a los pobres. “Gracias por estar con nosotros”. “Nosotros”, los que tenemos miedo, los que tenemos que cuidarnos, las posibles víctimas de gente como ustedes. Gracias a los pobres, por no matarnos. “Nosotros”, los que tenemos el número de celular del presidente, los que venimos a tomar esta plaza con legitimo derecho. “Nosotros”, ustedes no, solamente nuestros muertos.

Los muertos de familia bien son más bonitos. Axel, según las fotos y videos que vemos, era un chico deportista, con la mirada de su padre. Las caras que no conocemos son las de los muertos de los pobres. La del chico obligado por la policía bonaerense a tirarse al Riachuelo. Imagino a los policías cagándose de risa, burlándose del boludo que deberá nadar para salir de la mugre. Boludo que salió, pero muerto.

Hace cuatro meses Mendoza llegó a la primera plana de los medios nacionales. Personas en Luján saqueaban un tren con carbón, fueron atacados por la policía, desde 50 metros. La policía asesinó a un chico de 14 años (¿violento?), e hirió a uno de 13 y otro de casi dos años (¿violentos?).

Ellos no están incluidos en el “nosotros” de Blumberg. Para el señor de las carpetas esos chicos están en la vereda del frente. Primero hay que pedir justicia por los “hijos del dolor”. Porque el dolor es “nuestro”, porque las ausencias las sentimos “nosotros”. La señora que se conmovió con el asesinato del blondo Axel quizás pasó por alto esta y otras muertes.

4 Humanos Comentarizaron:

Anónimo dijo...

Estaran pensando igual
ahora son todos enfermitos
Estaran pensando igual
ahora son todos drogadictos

En fin... esto es así desde hace mucho...
Nosotros tenemos que lograr que cambie, no esperar que lo hagan ellos por "iluminación repentina".

Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a transar
Menos mal que estamos acá
nosotros no vamos a parar

A veces soy asquerosamente optimista...

Ivan Nadim dijo...

el optimismo mauricio puede ser un problema fácil de solucionar. simplemente hojeá el diario. y ahí te va una frase hecha. la compré en el supermercado: los pesimistas son optimistas con experiencia. gracias por pasar. volvé cuando quieras pero acordarte de usar los patines. hoy enceramos.

Anónimo dijo...

Ya me puse los patines... no vayas a resultar como la señora Pitti.

Si, conozco la frase, y es buena. Pero mi optimismo no es algo que quiera curar. A veces lo desprecio, pero sin él...

Para contrarrestar tu frase hecha, te pongo una hecha no por el ingenio popular, sino por Antonio Porchia: "Un poco de ingenuidad nunca se separa de mi. Y ella es la que me protege."

Perdón, fueron dos frases. Tenés una a cuenta.

Ivan Nadim dijo...

sería algo así como un antihechizo. la ingenuidad también tiene cura y no el padre pedro. el cura de montecristo. la ingenuidad se termina el día que alquilás una película porno. gracias por venir mauricio y muy educado de tu parte usar los patines sino la gente deja los pisos hechos un asco.