Recuperando los tubos de pasta dentífrica que habíamos dejado esparcidos por los baños de esta ciudad. Lavando calzoncillos para sentirnos un poco más presentables. Uniendo con Fastix las rajaduras de nuestros espejos. Con las uñas sucias como los hijos de los poderosos. Subimos una vez más a las autopistas de la exposición. Bienvenidos al más triste de los retornos. El retorno de los derrotados.
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