El tranporte público de pasajeros es noticia en función de hechos que parecieran ser sacados de una película: un colectivo perdió una parte en Guaymallén.
Las quejas por los modales cavernícolas de los choferes crecen, el nuevo sistema de cobro parece ser simplemente un negociado entre el gobierno y alguna empresa amiga dispuesta a burlarse del consumidor. Pero aún hay más: aumentan los subsidios estatales para solventar los gastos de EMPRESAS PRIVADAS que deberían sustentarse por sí mismas, para eso se presentaron a licitación, pero se sigue manteniendo un sistema que lejos de mejorar se aleja vertiginosamente de los cánones prometidos. Los colectivos ofrendados por el gobierno nos hacen acordar a esas unidades viejas del 60 o del 80 que iban a Las Heras.
Y, por si fuera poco, dentro de poco aumenta (más allá que los medios digan "aumentaría" en una absurda complicidad con las empresas) el precio mínimo del pasaje, quizás a $1 (Cuando en ciudades como Buenos Aires el precio es de $0,75). Dice Diario UNO:
"El incremento del boleto es casi seguro porque sigue faltando dinero para sostener el sistema de transporte. Además, el Gobierno siempre ha dicho que la suba vendría tras una mejora en el servicio y por eso se entiende la reciente implementación en los micros del Gran Mendoza de las tarjetas electrónicas del nuevo sistema prepago."
Dificilmente esto cambie. Pocos se preguntan por la deuda fiscal que tiene AUTAM con el Estado (Ah, perdón, ya pagaron 7 millones de los...100 millones!!! que deben).
Por lo pronto muchos espejitos de colores para tranquilizar a una sociedad conformista.
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