HUELE MAL

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El frío trae calles grises y tardes que se caen desde las terrazas como miradas lánguidas en una estúpida fiesta electrónica. El frío nos llena los bolsillos de manos y por encima de las cabezas el vapor de los cuerpos se pierde entre calles grises y tardes que se caen desde las terrazas. Los amigos regresan a ocupar el insomnio de las noches y las copas se marean mientras en algún sitio los que alguna vez estuvieron se retuercen de tristeza en camas demasiado frías y demasiado lejanas. Todos tenemos algo de perdedores. Todos olimos mal alguna vez. Debajo de cada palabra está la mugre que nadie puede ver. Que revienten los Partenones y los Arcos de Triunfo sino es así. Que se caigan a pedazos los puentes que cruzan el Sena. Que la antártida se derrita por el calor de nuestra furia. Que el obispo engorde y reviente de placer mientras una montonzote de africanos le destroza su castidad a empujones. Que se declare estado de sitio y que el toque de queda permita a los asesinos y violadores reunirse en las sórdidas esquinas a intercambiar viejas botellas de ginebra mientras deciden el destino de sus tristes víctimas. Que los padres del mundo escuchen gemir a sus hijas. Que los enamorados caigan envejecidos sobre las ridículas cartas de sus amantes mientras en la calle los camiones hidrantes arrastran el último vestigio de coherencia que aun se mantenga flotando sobre está insensata ciudad. Que el mundo se desarme y los conceptos se pierdan y los ideales tengan precio y el honor y la confianza estén prohibidos y la vida sea un asqueroso simulacro del infierno. Y cuando todo esto suceda quizá el podrido mundo frene un instante su absurda carrera y mire hacia atrás y se percate que un par de cuerpos distantes persisten, recortados contra un horizonte naranja, caminando con el cuerpo hacia el viento, con una sonrisa cortándoles sus caras, con la inverosímil certeza de los que no se cansan, con la fuerza de los que se mantienen juntos. Con la irracional felicidad de un cuarteto de verdaderos antihéroes.
Bienvenidos a Subsidio.
120 minutos de entrenamiento gratuito para futuras visitas al purgatorio.
Bienvenidos a Subsidio.
120 minutos de nostalgia adolescente.
gabrielcaruanamauriciotorrescristiánventermatíasmorán
Para desearles el bien a los integrante de este programa acérquese este domingo a partir de las 19 horas a la intersección de las calles Obligado y Pedrera de la localidad de Trebelín y grite a viva voz: "Botella! Botella! Me acompañas desde que no estoy con ella!"
Eso será suficiente.

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