M. WARD - CHINESE TRANSLATION

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M. Ward es un joven guitarrista y singer-songwritter de Portland (Oregon), uno de esos encantadores y desaliñados artistas americanos que, imaginando febrilmente nuevos paisajes musicales y estéticos, están encontrando lo mejor de su inspiración en las raíces del blues, el rock y el country más esenciales. Post War, su magnífico disco recién publicado, ha sido señalado por la crítica especializada y por los melómanos de los más selectos foros y páginas web de todo el mundo como uno de los mejores de 2006. Post War, sin duda, puede verse como un ramillete de canciones repletas de melodías memorables y cantadas primorosamente que, una vez repuestos de la sorpresa que causa su particular sonido, te atrapan casi desde la primera escucha. Pero es más que eso. Con este disco M. Ward ha conseguido saltar los límites estilísticos del songwritter de folk acústico de nueva hornada para ir armando un inopinado almacén de sonidos en el que el mayor espacio está reservado para el blues y el rock de autor, pero en el que tanto el country como el folk, el pop como el soul blanco, la psicodelia como el gospel y prácticamente toda la música popular americana de los dos últimos siglos, tiene cabida y posibilidad de prosperar ocupando la superficie que el artista considere que merece en cada momento. No hay más que escuchar las tres primeras canciones de Post War para comprobarlo. O esperar a que deje de sonar “Right In The Head” para que el reproductor ataque la que da título al disco, en la que, en un pausado blues psicodélico, nos asombra moviéndose sin asomo de apuro entre el rarismo casi enfermizo de Devendra Banhart, la fuerza desértica de Howe Gelb y el lisérgico viaje introspectivo de Syd Barrett.

Cada disco que pasa, Matt se va confirmando como el nuevo Tom Waits, en una reinvención quizá menos egocéntrica y más humana del mito, al que se nos antoja ha liberado del excedente urbanita añadiendo el sucio polvo del sombrero del añorado Townes Van Zandt. Continúa, pues, M. Ward edificando su muy personal proyecto, en el que cada disco explica al anterior y manteniéndose al margen de tendencias, bebiendo de fuentes nada habituales y creando un estilo, un sonido propio, de autor, que, sí, trasmite cierto aroma retro pero que, al atinar cada vez más en lo melódico y al seguir luchando para conseguir la originalidad, el enfoque lúdico y la sencillez expositiva, puede aspirar a la soñada conjunción perfecta entre la necesaria y honda música de raíz y el frágil pop de canciones encantadoras, nutritivas e irresistibles. .

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