LOS MOGRAS DEL GORDO: CRONOLOGÍA DE UNA LIFE PARTY

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Enero de 2000




Marzo de 2004


Marzo de 2007



Y una vez más le fue imposible resistirse a tanta pureza. A tanta energía dispuesta sobre la mesa para pasar la noche atento y verborrágico. "Del papeleo me encargo yo" dijo el gordo mientras un amigo revolvía con la mirada perdida algunos leños para un asado que nadie comería. Este país se caracteriza por una sociedad esquizo, con claras características bipolares. No nos molestan demasiado los 30.000 desaparecidos pero sin embargo salimos a la calle cuando los bancos se roban nuestros ahorros. Que la luz y el gas aumenten, que la leche falte de las bateas de los hipermercados, que la economía sea una fábula que pocos comprenden, que los índices de desnutrición y pobreza sean dibujados por funcionarios que responden al monárquico poder de un presidente, que la cultura sea el último eslabón en la cadena de posibles salvaciones, que la calidad educativa esté a la altura de una cucaracha, que los hospitales se caigan a pedazos, nada de todo esto nos provoca demasiada preocupación. No nos molesta la desgracia del otro, no estamos preparados para eso, pero si en cambio, nos fascina el morbo que generan los medios en base al dolor ajeno. El chino que lloraba desconsolado al ver como una horda de engendros descontrolados le robaban hasta el árbolito de navidad de su local, el guachi que estuvo preso y ahora vuelve a estarlo pero frente a las cámaras de televisión y eso claro, tiene más glamour. Asesinos instantáneos que matan en autopistas sólo por demostrar lo que para ellos es una correcta manera de comportarse, casas que se desarman, vacas que se ahogan, prostitutas que conducen programas de televisión y por supuesto, deportistas que se drogan. Y que se drogan mucho. Diego Armando Maradona es un ejemplo de la decadencia argentina, un personaje nefasto que se mantiene en pie frente a un pueblo que defiende lo indefendible. Goles? Alegrías? Buen fútbol? No hay nada que pueda justificar la triste conducta de un adicto a la idiotez. De un oscuro hombre que dice vivir para sus hijas y mientras las mira crecer se toma otro chute y otro chute y otro chute. Cuánto tiempo falta para que Maradona silencie su nariz para siempre? Sinceramente creo que muy poco, y evidentemente cuando esto suceda los argentinos nos pondremos muy felices, casi tanto como aquella vez que le reventaron el supermercado al chino de mierda ese. Ja Ja Ja! Que bueno estuvo eso!

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