Joseph Ratzinger, a.k.a Benedicto XVI, insta Departamento de Tecnología del Vaticano para fabricar la máquina del tiempo que le permita volver un par de siglos atrás. Mientras tanto propone mantener el caracter obligatorio del celibato y usar nuevamente el latín.
En sus propias palabras:
"El celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y dedicación, es una grandísima bendición para la Iglesia y para la sociedad misma".
"Exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín; también se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos".
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